1.-Punta
del Riu (El Campello, Alicante)
En el Campello, se puede
dejar el coche cerca del Parque Can, vallado y con césped natura. Hay que ir a
pie hasta el espigón de piedrecillas que
custodia el punto donde el Río Seco se une al mar, en un contexto despejado, de
cantos rodados y aguas transparentes en las que las algas apenas se hacen
notar. El ocioso ve atraída su atención por el Puig Campana y la isla de
Benidorm. Dicha punta tiene la virtud de contar en las proximidades con
negocios que enarbolan la bandera del petfriendly.
2.- La
Rubina (Castelló d’Empúries, Girona)
La Playa de La Rubina, dentro del parque natural de los Humedales del
Ampurdán, por más que a su costado se encuentre la urbanización de
Empuriabrava.
Ventosa y de arenas finas,
este arenal costabravense triunfa por su alta calidad medioambiental. Los
perros tienen acceso a un tercio de La
Rubina
3.-San
Lorenzo (Gijón, Asturias)
Con cerca de 22.000 perros
censados, Gijón es claro exponente de ciudad dogfriendly. Hay bares amistosos con las mascotas,
parques con zona de suelta de lanudos -como la que circunda el Elogio
del Horizonte, de
Chillida-, y hasta el 31 de marzo, un tramo de la playa de San Lorenzo. Ello
hasta tanto el ayuntamiento habilite el playazo del Cervigón para la suelta
canina durante todo el año.
4.-
L’Aiguadoliva (Vinaròs, Castellón)
La primera playa
acondicionada para perros de la Comunidad Valenciana, por lo que su fama está
muy arraigada en la provincia castellonense.
Este escenario natural de
la zona sur de Vinaròs ostenta la certificación ISO 14001; está señalizado con
un vistoso cartel y está dotado con papeleras. Y como casi todos los lugares de
Vinaròs, tranquilo y discreto, la alternativa a la masificación que soporta
Peñíscola.
5.-
Covadelo y O Espiño (O Grove, Pontevedra)
O Grove, ha reservado para
los canes un blanco arenal de la isla de A Toxa (La Toja), Covadelo,.su
morfología es semiurbana, y sus aguas, verdosas. Se halla nada más cruzar el
puente a mano izquierda (para aparcar, girar en la primera rotonda por la
derecha). También conocida como Playa de la Toja, muestra dos caras, tal y como
ocurre en los arenales atlánticos: una en bajamar, cuando los cuadrúpedos
caminan a la vista de las mariscadoras faenando la ría de Arousa. Otra, en
pleamar, más propia del verano, cuando apetece zambullirse abrigados de los
vientos. La respalda un pinar y más atrás el monte Central donde abre una pista
de agility (adiestramiento
canino) al lado del cercado de burros fariñeiros.
Otro espacio idóneo, esta
vez orientado al océano, pero con oleaje mucho menos virulento que el de La
Lanzada, es la playa de arena y gravilla de O Espiño, al costado del puerto deportivo de
Pedras Negras, en la pedanía de San Vicente do Grove.
6.-
L’Ahuir (Gandía, Valencia)
Al menos en la playa
levantina de L’Ahuir, llana, salvada milagrosamente del asfalto y equipada con
aparcamiento, pasarelas; así como zonas acotadas para usos deportivo, naturista
(de lo mejor de la Comunidad Valenciana) y perruno. La Playa Can hay que
buscarla en el sector lindante con el término municipal de Xeraco.
7.- Bon
Caponet (L’Ametlla de Mar, Tarragona)
De entre su veintena de
playas, el ayuntamiento de L’Ametlla de Mar ha habilitado una de 50 metros con
la que dar respuesta a la demanda de los dueños de gossos (perros). Al sur del puerto pesquero
se esconde la caleta del Bon Caponet, combinación de piedrecillas y algo de
arena, como corresponde al tramo concluyente de un barranco, eso sí, asombrada
con pinos, circunstancia siempre de agradecer. Apenas cubre, con lo que los
perros que no estén familiarizados con las artes natatorias podrán chapotear
sin peligro
8.-Mioño,
Oriñón y Arcisero (Castro Urdiales Cantabria)
Las ordenanzas municipales
han de ser siempre observadas al detalle por los dueños si no quieren
arriesgarse a una denuncia. La de Castro Urdiales es proclive al solaz de los
perros, puesto que les permite “acceder, circular y bañarse sin correa” en
todas sus playas excepto de mayo a septiembre.
Perruna es todo el año la
cala situada justo antes del vistoso cargadero de Mioño.
Los animales también pueden regocijarse todo el año en la margen izquierda de
la desembocadura del río Agüera, a partir del muelle de Oriñón;
asimismo en la cala de Arcisero,
a un costado de la punta de Cotolino.
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