El Gobierno gallego desveló
ayer su intención de prohibir la utilización de
animales silvestres en los espectáculos; una senda abierta ya
por unos setenta concellos de la Comunidad. El veto es solo una parte del
contenido de la normativa, que se remitirá en los próximos días al Parlamento
para proceder a su debate.
«Reducir al máximo el maltrato y el abandono» son, para Alberto Núñez Feijóo, dos de los horizontes fijados con
el impulso de esta ley. La Consellería de Medio Ambiente, gestionada por
Beatriz Mato, perseguirá no solo la agresión física a los animales, sino que
velará por que su cuidado se desarrolle en las condiciones adecuadas.
Además del uso de especies
salvajes en los circos, se prohibirán todas aquellas herramientas destinadas a
reducir al mínimo la movilidad de las mascotas. Ni siquiera el transporte
quedará fuera del articulado: la normativa obligará a los propietarios a
trasladar a sus animales en equipos homologados para tal fin. La administración
pondrá coto, en consecuencia, a los viajes en el maletero de los automóviles o en espacios sin
suficiente ventilación.
Cuando quedan menos de tres
meses para el verano, el Ejecutivo se propone evitar los tradicionales picos de
ocupación de las perreras durante los meses de vacaciones. A fin de limitar la
casuística de abandonos, Medio Ambiente apoyará la creación de espacios de
acogida temporales, donde se garantizará todo «el cuidado, la
atención y las condiciones sanitarias» para cada animal.
Responsabilidad
Como en las campañas que año a
año salpican los medios, la propiedad de una mascota se puede parecer a muchas
cosas, pero desde luego no a un juego. Desde hace un tiempo, buena parte de los
municipios establecen la obligación de que los perros que transiten por sus dominios tengan
implantado un chip.
De este modo, se favorece la responsabilidad de los dueños ante cualquier
posible incidente.
La ley de la Xunta no va a dar
marcha atrás a los avances. Al contrario, prohibirá la propiedad en menores de
16 años y requerirá la inscripción de cada ejemplar en un Registro gallego de
identificación de animales de compañía. En el caso de las razas consideradas
potencialmente peligrosas, será necesario dejar constancia de
las características del can y de los datos de su propietario en las bases de
datos municipales.
La medida, al igual que el
resto, se incardinará con los pilares maestros de la futura ley: divulgación, educación y
concienciación
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