La terapia asistida con perros
ayuda a desarrollar las capacidades de Daniela, Miguel, Suhail y Javier, niños
con necesidades especiales que aprenden estimulados por estos animales en un
colegio de Torremolinos (Málaga) gracias a un proyecto pionero en España.
Gil es coordinadora del proyecto de Terapia Asistida con Perros (TAP) una
metodología alternativa que beneficiará de enero a junio de 2017 a cuarenta
alumnos de aulas específicas de seis centros de educación Infantil, Primaria y
Secundaria de Torremolinos (Málaga).
"El
perro es un estímulo para que los niños estén más atentos a las
actividades", explica la también maestra del colegio público La Paz,
convencida de que la terapia con los canes contribuye al desarrollo pleno de
las capacidades del alumnado con diversidad funcional.
Daniela,
de 6 años, alza en su mano una campana plateada para que el perro Sirius la
haga sonar con su pata durante una de las varias actividades en las que los
niños también cepillan al animal, le dan de comer y hacen ejercicios de
desarrollo de la motricidad sorteando pequeños obstáculos.
"Queremos
normalizar esta metodología alternativa dentro del entorno escolar, integrarla
como un complemento en el proceso educativo", manifiesta Gil, quien
concibe la terapia con perros como un "canal más de comunicación con el
alumnado".
A estos
niños con un desarrollo más lento de sus capacidades y dificultades en el área
de comunicación, la relación con los perros, carentes de prejuicios, les
resulta más simple y directa que con las personas.
"Hola,
hola", saludan los pequeños cuando el perro entra en la clase junto a
Carrasco, su adiestrador, que se acerca poco a poco a las pequeñas sillas de
colores donde están sentados para que uno a uno acaricien su lomo negro.
El
programa TAP incluye veinte sesiones semanales de 45 minutos jueves y viernes
para cada una de las aulas específicas de los seis centros educativos y se
llevan a cabo sin coste para las familias en unas instalaciones del colegio
público Palma de Mallorca de Torremolinos.
Lo que
dota al proyecto de su carácter pionero es el hecho de que las sesiones se
llevan a cabo por las mañanas en horario lectivo y en el entorno escolar.
Carrasco,
que trabaja en el proyecto con Sirius, de 4 años, y Nano, un can de aguas
español, de 6, cuenta que las sesiones no superan los seis alumnos y son
individualizadas, un traje a medida que atiende la diversidad funcional de cada
uno de los alumnos con ejercicios que buscan mejorar su motricidad, equilibrio,
comprensión, atención, expresión verbal y autoestima.
Tanto
Sirius como Nano son perros "equilibrados, cariñosos, sociables, con buena
gestión del estrés y muy manipulables", según Carrasco, quien descarta que
vayan a morder al estar especialmente adiestrados para esta terapia.
El
proyecto TAP, financiado por la Fundación La Caixa y Aguas de Torremolinos, se
enmarca en otro más amplio llamado CaPAZ impulsado hace 5 años por el colegio
La Paz para promocionar la inclusión social de los alumnos con necesidades
especiales.
"Adiós,
adiós, Sirius", dice Suhail al despedirse del animal al final de la sesión
mientras Nano, el segundo perro de terapia, de pelaje marrón, se prepara para
compartir clase con otros cuatro niños que aprenderán hoy de una forma
diferente.
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